marzo 16, 2018 Categorizado en:

Ahora vamos a ser un poco más técnicos

Una respuesta inflamatoria típica comprende cuatro componentes:
inductores;
-los sensores que los detectan;
-los mediadores de la inflamación inducidos por los sensores;
-los efectores, a saber, los tejidos influenciados por los mediadores de la inflamación.

Los inductores son generalmente las señales que inician la respuesta inflamatoria y se pueden clasificar como exógenas o endógenas. En el caso del edificio presentado en la primera parte de este artículo, éstas sería el daño a la fachada y al área circundante.
Los inductores inflamatorios activan sensores especializados, que en el ejemplo anterior podrían compararse con el sistema de CCTV (circuito cerrado de televisión) que activa la notificación inicial. Los sensores conducen a la producción de grupos específicos de mediadores, que a su vez, en el caso de Singapur, podrían compararse con las comunicaciones entre los diversos obreros especializados para la coordinación del trabajo. Los mediadores inflamatorios se pueden clasificar en diferentes grupos de acuerdo con sus propiedades bioquímicas y pueden tener diferentes orígenes. En particular, pueden derivar de proteínas plasmáticas o ser secretadas por células. Algunos de ellos son, de hecho, preformados y almacenados en gránulos de células inmunitarias especializadas. Otros son preformados y circulan como precursores inactivos en el plasma. Sin embargo, otros se producen directamente solo en respuesta a la estimulación adecuada. Entonces, incluso en el organismo a nivel microscópico, cada acción y reacción se coordina mediante una comunicación compleja entre los diversos actores en el proceso inflamatorio y esta comunicación se produce principalmente a través de medios químicos.

Los efectores finales en una respuesta inflamatoria son los tejidos y las células, cuyos estados funcionales están específicamente influenciados por los mediadores inflamatorios. Volviendo al ejemplo del edificio, podríamos comparar los efectores con todas las estructuras dañadas, los agentes, los trabajadores y el resto de las infraestructuras involucradas en el trabajo de reparación.

La respuesta a ciertos mediadores inflamatorios es principalmente omnipresente, en otras palabras, se produce en todos los tejidos, incluso si diferentes tipos de tejidos y células tienen efectos específicos y distintos. Generalmente, sin embargo, el efecto más evidente de los mediadores inflamatorios es afectar el estado de los vasos sanguíneos locales, causando que se dilaten, extravasación de leucocitos (o diapedesis leucocitaria) y liberación en el tejido circundante del plasma y las moléculas que contiene (tales como anticuerpos, sustancias antimicrobianas y otros materiales compuestos basados ​​en proteínas). Además de ésto, los mediadores inflamatorios tienen efectos igualmente importantes sobre las funciones neuroendocrinas y metabólicas y sobre el mantenimiento de la homeostasis tisular en general.
Sencillamente, para asegurar la pronta llegada de los trabajadores especializados cerca del tejido dañado, el cuerpo humano sigue procedimientos precisos y utiliza medios específicos de comunicación interna para generar efectos tales como, por ejemplo, vasodilatación, variación de temperatura y variación en la permeabilidad del tejido. Imagínate a un leucocito, más comúnmente conocido como glóbulo blanco, dejando un capilar para llegar al área del daño como un policía o un trabajador especializado y que, habiéndose alejado del tráfico de la ciudad, llega al sitio, atraviesa las barreras y toma posición para llevar a cabo su trabajo. Sirenas, barreras, comunicaciones de radio, señales de tráfico temporales, desvíos de tráfico… Vasodilatación, vasoconstricción, temperatura, quimiotaxis, prostaglandina … Todo ayuda a lograr el objetivo.

Hablemos de tecar de nuevo. ¿Qué es?

¿Por qué te estamos diciendo todo ésto? ¿No se supone que deberíamos estar hablando de tecar? Ten un poco más de paciencia… ¡estamos llegando!

En primer lugar, los ejemplos anteriores nos ayudan a comprender que el resultado, la eficacia y la eficiencia de la reparación dependen en gran medida de la circulación. Al igual que en una ciudad donde todos los que desempeñan un papel en el mantenimiento de la estructura social (los materiales, bienes, obreros especializados, policías…) se desplazan por vías de alta velocidad – ya sean urbanas o peatonales – también el cuerpo tiene una una red de transporte estrechamente relacionada que a su vez se puede dividir en los sistemas venosos, arteriales y linfáticos. A diferencia de la ciudad, en el cuerpo la circulación fluye en una sola dirección, dentro de cada vaso el flujo es de una sola vía. ¡Casi como en la mayor parte del centro de Nueva York!

La fluidez de esta circulación, su capacidad de intervención inmediata para desviarla cuando sea necesaria, la presencia de acceso a la zona que necesita reparación y un sistema de recogida bien organizado para eliminar del área cualquier cosa que pueda obstaculizar el trabajo son factores que tienen un efecto determinante en la reparación.

Llegados a este punto podemos volver al tema principal de nuestro artículo. La tecnología tecar estimula las reacciones fisiológicas que mencionamos al principio: aumento de la perfusión sanguínea, vasodilatación, aumento de la temperatura, aumento de la proliferación celular. Basándonos en lo que hemos descrito hasta ahora, puedes comenzar a ver cuán útiles pueden ser estas reacciones – si se estimulan en el momento correcto y en el lugar correcto – para ayudar a los hipotéticos procesos inflamatorios y de reparación que están teniendo lugar en su dedo del pie.

Dejémolos claro: la belleza del cuerpo humano es que, incluso sin ayuda externa, el organismo encontraría la forma de reparar los tejidos dañados y restablecer el equilibrio homeostático en la zona. También es cierto que ciertos factores pueden ayudar considerablemente a acelerar el tiempo requerido para este proceso y a mejorar la calidad del resultado.

El aumento de la perfusión sanguínea se puede utilizar para aumentar el suministro de oxígeno y nutrientes en la sangre. Que el combustible y los materiales de reparación lleguen a la zona más fácilmente, puede ser una ventaja para el trabajo.

La vasodilatación estimulada en áreas definidas se puede usar para facilitar la eliminación de catabolitos inflamatorios u otro material de desecho. Si las carreteras de salida de la zona cero hacia las plantas de eliminación de desechos son más anchas, es más fácil eliminar los escombros y cualquier cosa que ya no se necesite con mayor rapidez, mejorando la eficiencia de los trabajadores. El aumento de la temperatura se puede utilizar para reducir la resistencia de los tejidos, aumentar su flexibilidad y ayudar a la actividad metabólica. Si una etapa del trabajo implica eliminar una estructura dañada o mejorar la mecánica de otras partes, la energía térmica puede ser un aliado óptimo.
Finalmente, la estimulación de la proliferación celular puede ayudar a aumentar la calidad del proceso de reparación del tejido funcional, a saber, el conjunto de células que realizan una determinada tarea en un determinado órgano. Otra característica extraordinaria del organismo es que la mayoría de sus tejidos son capaces de autorregenerarse cuando las condiciones lo permitan.

Volviendo al ejemplo del hotel, es como si algunos de los ladrillos y partes del edificio pudieran reproducirse o producirse directamente in situ. Un estímulo que produjera este fenómeno podría acelerar la finalización del trabajo de reparación.
Dicho así suena como: ¡hagamos la mayor cantidad posible de tecar para que nuestro problema en el dedo del pie se arregle en un instante! ¡un momento! Las relaciones causa-efecto en un organismo humano son muy complejas y para llegar a las conclusiones correctas debemos comenzar con una buena base de conocimiento. La tecnología tecar tiene clasificación de dispositivo médico por una buena razón y debe ser utilizada por personal especializado y, en la mayoría de los casos, prescrita por un médico.

Si bien es una pieza precisa del equipo, la escala dimensional de las reacciones que estimula es muy diferente a la de los fenómenos individuales que ocurren como parte del proceso inflamatorio. Si imaginamos tener el tamaño de un glóbulo blanco y estar en su lugar, viajando a lo largo de las arterias que conducen al punto inflamado en el dedo meñique de su pie, siendo el tamaño de la vasodilatación de una décima de milímetro del calibre de las arterias digitales plantares, donde acabas de poner el intermitente para incorporarte a la siguiente salida, sería el equivalente a ver materializarse en la carretera 6 carriles más mientras viaja a Beijing a lo largo de la Carretera Nacional China 110, una de las más amplias y concurridas del mundo .

Este ejemplo llama la atención sobre el hecho de que las reacciones que pueden ser estimuladas desde el exterior por equipos de terapia física como el tecar, aunque precisas en una escala macroscópica, pueden generar grandes cambios a nivel celular. Dado que el equilibrio del tejido homeostático se basa en mecanismos microscópicos complejos, cualquier estímulo macroscópico externo debe guiarse cuidadosa y hábilmente.
Por ejemplo, el aumento de la temperatura puede ser muy útil en algunas etapas del tratamiento mientras que es contraproducente en otros. Volviendo al ejemplo del meñique de su pie, un aumento en la temperatura a lo largo de la pantorrilla puede ser útil para reducir la tensión muscular acumulada después del dolor en el pie. Esto traerá alivio y mayor flexibilidad a las estructuras conectadas mecánicamente a su dedo del pie. Mientras que el mismo aumento de temperatura, estimulado directamente en el dedo dolorido, no tendría el mismo beneficio. En el tejido dañado donde el proceso inflamatorio está en curso, de hecho sería más útil para estimular la proliferación celular sin un marcado aumento de la temperatura. Este ratio puede encontrarse en estudios que analizan los efectos de la temperatura sobre la proliferación celular, que muestran que la proliferación óptima ocurre a alrededor de 37 °C, y comienza a ser menos eficiente a partir de 37,5 °C, deteniéndose a temperaturas superiores a 40 °C. Si tiene curiosidad por saber más, consulte «Effect of Temperature on the Proliferation and Viability of Normal and Malignant Human Cells in Cultureâ» (Hideo OKUMURA ​​et al., 1979).

La importancia del terapeuta ¿Cómo se comportaría un experto?

Aquí, una vez más, estamos simplemente dando un ejemplo teórico. Con el fin de proporcionar un tratamiento real, un especialista valoraría muchas otras variables al momento de decidir la mejor forma de aplicar la terapia. Considerarían las indicaciones del médico con respecto al diagnóstico. Evaluarían el estado funcional de la cadena cinética afectada por el problema. Tratarían de comprender hacia qué etapa del proceso inflamatorio se dirige el área en cuestión, y así sucesivamente. En otras palabras, ser un buen especialista es cualquier cosa menos simple. Sin embargo, podemos confirmar que gracias a una formación simple, un buen especialista que interpreta correctamente la tecnología tecar verá rápidamente cómo mejoran sus resultados terapéuticos.
Otro concepto fundamental que debe entenderse es que la calidad de los resultados de la terapia con tecnología tecar depende en gran medida de la competencia del operador.

Pero, ¿qué impacto tienen las características específicas del equipo en la calidad del resultado?
¡No es como si todos los tecar fueran lo mismo! ¡¿Por qué?! Bueno, ¿acaso todos los coches tienen el mismo rendimiento?

Pero hablaremos de ésto en el próximo artículo…

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Al igual que todo el contenido que producimos con el apoyo de nuestro comité técnico, este artículo no pretende dar recomendaciones médicas ni ser utilizado como una alternativa a la opinión de un médico. Simplemente tiene como objetivo proporcionar información inicial sobre cuestiones relacionadas con la salud y las tecnologías y programas que desarrollamos. Para obtener una opinión médica en profundidad, consulte a un médico especializado en su problema.